Disco a la venta!

Nuestro disco “ Pin” está a la venta en RESPECT MUSIC AND CLOTHES, Local # 46 Portal Lyon.También se puede adquirir contactándonos en monotematicos@gmail.com

Anfeta

Me doy vueltas sin dormir
Para un lado y para el otro.
Y se me escapa el sueño
En una doble negación.

No puedo evitar pensar
En los niños inquietos.

En los Consultorios Públicos
De nuestro país
Les dan anfetaminas
Para quitarles un poco de vida.

Pobreza, educación y droga.
Salud por tu receta doc!

Metro

En Santa Ana el metro estaba tan lleno que apenas se podía respirar. Era la maldita hora alta, donde todo el mundo va al trabajo. La misma rutina de todos los días, hasta que te subiste en Baquedano y sentí el flechazo. Tu colonia me mato.
Pasaban los andenes y te miraba con temor, no sabía si te molestaba mucho que mi brazo estuviera metido entre tus tetas. En todo caso, el tiempo que estuvimos cerca lo recordaré para siempre como el trayecto que se me ha hecho más corto. Si recién cuando me empezaba a acomodar, nos bajamos en Bellavista de la Florida, perdiéndote después arriba de un colectivo. Ahora por las mañanas siempre trato de buscar el olor a 451 que quedó en los vagones, arrepintiéndome por dejarte ir tan fácil en dirección Millaray.

La teacher

Terminó el recreo.
Sonó la campana.
Paró el leseo.
Hora de entrar a la sala.

Empezó rauda la clase,
Modelándonos su falda
Por mientras yo inventaba frases
Para dártelas, mi profe amada.

Los minutos pasaban,
Al igual que las fantasías
Una inspiración me acechaba,
Y debajo del banco crecía.

Oiga, le van a entrar las moscas!
Vociferó desleal,
Sucia como chancha.
Las tallas no fueron pocas,
Quedé como “el boca ancha”

Ahora lo sé, Teacher
Y no lo digo de picao,
Por qué en todo el tiempo con usté

No aprendí nada de inglés.

Santos II

Rió cuando le insistían si entendía. Prendió un cigarrillo, caló hondo el humo y mientras se ponía su sombrero pensaba en lo obvio que era entender cuando cada media afirmación le preguntaban ¿me entiendes? Como si entender acarreara consigo una aprobación después de que cada idiota se le ocurriese decir alguna imbecilidad.

Cuando ya hacía pequeñas muestras de abandono le instaron con entusiasmo, tanto, que se sacó el sombrero, relajó las piernas y levantó la cabeza para mirar el techo. Es que cuando le hablaban tanto, no podía evitar pensar en otras cosas, le embriagaba una dimensión especial, las ideas le fluían naturalmente, y todo lo que en momentos más íntimos se esforzaba en capturar, ahora se le aparecía como regalo de Dios. Solo tenía que poner cara de interés y hacer ciertas sonrisillas de vez en cuando, lo demás se le aparecía por los costados. Podía hacer una canción en ese rato.

Dos a tres por semana